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verde que te quiero verde...

¿Do you want to know a secret? ( - i - )

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Escuchando a Lennon, en este mismo instante, '¿Do you want to know a secret?', y a golpe de tecla se me ocurre recordar la jornada. El cumpleaños de Duda estuvo genial. Treinta y nueve años. Ella estrenaba una camiseta negra y yo le llevaba un libro envuelto en un papel de regalo.

Ya sabes como es Duda. A ella no le apetecía demasiado salir de la ciudad pero yo le propuse que nos acercásemos hasta una localidad vecina. Quería llevarla al Caracol. Le gustó, sobre todo la gigantesca lámpara de forja, tanto como a mí las columnas de café cantante y allí tomamos unos carajillos con nata servidos por un camarero de calva incipiente, y yo diría que un poco memo, aunque a él seguro que la mema se lo parecí yo. Dijo los baños hacia la izquierda, y yo, ¡venga, hale! hacia la derecha. Pero por qué tendría que explicarle que sufro un trastorno espacial. Luego la cuenta. Él, tan discreto, regresa y la coloca bajo el cenicero. ¿Y yo? Yo se la arrebato a Duda y le hago repetírmela, entre el ruido, en alta voz. Sí, como si nos encontráramos en mitad de una galerna y en el mar. ¿Para qué la nota entonces?, pensaría él. Es que estoy un poco sorda, le digo yo, cuando me repite por tercera vez, el final. Y veinte céntimos. Luego andamos unas calles más y di con aquella cervecería, a la que pensé ir, el otro día, cuando iba acompañada de mi marido. Pero no fue tan buena idea porque no encontré lo que recordaba haber visto. Un hombre.Y regresamos al parking de la playa, que fue dónde dejamos el coche después de casi media hora, de dar y dar vueltas, en busca de un sitio libre en una zona azul. El mar visto sólo de lejos. Y alguna memoria lejana cuando dirijo la vista hacia la vieja iglesia del fondo del paseo y me veo tomada de la mano de aquel amante, que dijo detenerme para comprobar de qué color eran los rizos de mi pelo bajo el reflejo de la luz solar del tercer decanato de mayo. Ya te lo dije, Cefontes no existió en primavera porque decidimos seguir una dirección inversa, aunque esa historia la dejo pendiente, tal vez para devanártela con unos besos en invierno y hacerte una chaqueta de lana con ella.


Y hoy encuentro estúpido lo que escribes. Ya ves me apeteció decírtelo aunque estoy acostumbrándome a contenerme. Pero hoy mi cerebro, a estas horas, son sólo, decilitros de alcohol y malas babas. Y la distancia es eso tan conveniente que te aparta del dolor. Además sigo pensando en ese fragmento de Lorenzo Silva que habla sobre los hombres curiosos y el sentimiento de la curiosidad. El sentimiento más volátil...

3 comentarios

carmela -

Se me había pasado este comentario Su...

No, no la he tomado. Y me gustaría. Y sí, cuando salgamos buscamos esa cervecería, ¿vale?

El calvo memo no lo sería pero a mí me lo pareció porque me cayó gordo

Y sí, azul se te nota :))
Yo en marzo del año pasado tuve la etapa azulturquesa y me compré hasta unas lentillas azulturquesa, antes había sido la tierra rojiza de Nambia y antes Oaxaca :))

Azul -

Me he dado cuenta que tengo una absoluta inclinación hacía la palabra azul...he leido sitio azul...y me he detenido ahí como si fuera un imán...jajajaja, ya deliro.

Bikitos suaves.

su -

Me gusta el caracol pero ahora mismo no caigo en el calvo-meno, y tengo curiosidad por saber qué cervecería buscabas...

El otro día estuve en una cerca de la playa que servían cerveza de frambuesa, ¿la probaste alguna vez? yo nunca y me gustó mucho.

Si quieres, vamos allí la próxima vez que quedemos.

¿Parking de la playa?.. por favor!!! si en la misma calle del caracol hay uno, ?¿no caes?... si hombre... cerca de un hostal...

Jajaja, perdona ;-)