¿Do you want to know a secret? (-iv-)
Salgo de casa con las gafas de sol y en diez minutos enfilo la calle desde la que se ve el parque de Luara. Y si no hubiera soñado esa noche con su padre, no habría mirado en dirección a la terraza. Pero ya ha existido esa noche y ese sueño de los besos y él se encuentra sentado en la primera mesa y creo que Luara salta a su lado; seguro que pidiéndole que le compre algo a lo que él se resiste, siempre es lo mismo porque luara siempre pide cosas, o más dinero o imposibles, pero sin tregua, y por eso no me ve, porque en ese instante está distraído o entretenido en dejarse convencer; a menudo Luara se sale con la suya, y el semáforo cambia a verde y todos cruzamos por el paso de cebra a un ritmo trepidante, como si ñus escapando de la amenaza de los cocodrilos que aún están entretenidos en devorar al primer e incauto ñu, que les sirve de festín. Pero esto no es la sabana y la primera parada es la librería. Me atiende la mujer. Es una rubia muy agradable, entrada en carnes y en años. Y sé que le gustan los perros de raza pequeña. Lo deduzco porque tiene uno, la vi en varias ocasiones con él, y eso define. Yo soy un gato. Tengo movimientos de gato y astucia de gato. También curiosidad gatuna y casi pienso que he gastado todas mis vidas, menos ésta; por eso ahora la cuído. La muerte es para encontrar quién te la muera. No me quiero morir de vieja, cierto, pero tampoco atropellada en la carretera bajo las ruedas de algún desgraciado con mala poesía y peor pata, y es así como se mueren casi todos los gatos callejeros; de muerte accidental o por ingesta de matarratas; al menos los mininos finados que yo traté. Y la dueña de la librería pone cara de gusto, porque como todos los dueños de perros falderos, en cierto sentido, es sociable. Si no lo fuera tendría un búfalo que a esos no hay que sacarlos a pasear, varias veces al día por la calle, y a que lo huelan todo. Porque para los perros el olfato es la vida, la vida social, para que nos entendamos, y yo me divierto mucho más cazando pájaros. Y también tengo una gata a lo que le ocurre lo mismo. Los dueños de gatos solemos ser más independientes porque tenemos a las mascotas encerradas en casa y no tenemos la obligación de buscarles amigos. Pero la rubia me dice que no sabe si tiene ese libro por el que le pregunto, porque acaban de llegar de vacaciones ahora. Dice 'ahora' pero es mentira porque la semana pasada ya fui a verles y estaban dentro colocando. La gente a cualquier cosa llama ahora, aunque bueno, qué te voy a contar a ti, que dices que no sabes lo que es el pasado porque se te olvida todo lo que no es un futuro inmediato. Será aquello que decía Ángel González, ¡jo-der! te llaman porvenir por qué no vienes nunca. Sólo que para esta mujer hasta en el presente de subjuntivo debe tener el ahora en la boca preparado para espetártelo. Aunque ahora yo averigüe... Y por eso llama al marido que se encuentra arriba, en la imprenta y es el que más entiende de lo que no son cuadernos y lápices. 'No, de ese hombre no me queda ninguno'. ¿Quieres que te lo encargue? A veces le he dicho que sí pero no fue ahí a dónde dejé pedido el que tú escribiste. No, voy a dar una vuelta a ver si lo encuentro. Es que es para un regalo, miento. Quiero ese libro para mí porque es el que me ha recomendado su autor. Dijo que siempre recomendaba esa novela porque era corta y la encontraría barata. Así que si me defraudaba perdería poco tiempo y dinero. Me gustan los hombres meridianos. Pero éste está casado y me da que es de los que son felices y fieles. No como tú, y me alegro por él.
8 comentarios
Patricia -
Carmela -
Venga vamonos a dormir de una vez jajaja
Patricia -
María -
un besote, y ésto de andar de aquí a allá y a todas partes me encanta también !!!
carmen -
Asi que bueno. Si hay que hacer un duelo hay que hacérselo como cinco horas con Mario. Con esa voz cálida de la entrañable Lola Herrera pero yo ya le dije azul antes que a Elegante por mucho que entrene no llego ;))
Y a mí me pasó lo mismo con el gato, un siames que ahora vive en casa de mi suegra en premio a su aficción a cazar ratones y regalármelos como premio. A mí también me socializaron cuando lo saqué de paseo. Lo que pasa que mi gato tenía vocación de perro libre y la correa ni por las buenas ni por las manos pero fíjate, podía llevarlo andando a mi lado. No tenía nada más que llamarlo y se venía detrás de mí. No creo que en aquella zona hayan visto una cosa tan surrealista en su vida. Pero mi gato sabía jugar al fútbol, no te vayas a pensar y con lo de los ratones pues duraron poco.
Susana! jajajjajj. Me caen de puta madre las búfalas xD
Beso
su -
El otro día, por la feria de muestras, no sé como salió la tontería de que la gente parecía una manada de búfalos furiosa, total que Medea se pasó toda la tarde llamándonos "Fufalas".
Venga Búfalas, por aquí. ¿Nos sentamos un rato búfalas? Esperar búfalas, que una búfala encontró a un conocido.
¿Ves que gilipollez? Jejeje, y ahora entro aquí y leo que a los búfalos no hay que sacarlos de paseo...
Beso
Patricia -
Yo más que enojo percibo duelo, que implica tantas emociones. Que interesante lo del empleo del "ahora".Bueno es no quedarse anclado en el pasado pero si solo se piensa en el futuro inmediato parece que el preciso instante nunca existe, y a mí es justamente lo que más me gusta, la guinda.
María -
Éstas como un poco enojada o me parece ?
Un besote